El Laverinto Del Eclipse-Chapter 17: Capítulo 5 – Sombras en la Ciudad
Chapter 17 - Capítulo 5 – Sombras en la Ciudad
El asentamiento se alzaba ante ellos como un espejismo en medio de la desolación. La ciudad estaba rodeada por una muralla improvisada de chatarra, madera y concreto. Había luces parpadeando en la distancia, y el sonido de voces humanas llegaba débilmente a través del viento.
Kai y Lía se detuvieron en la entrada. Dos guardias los observaban desde una torre improvisada, apuntando con rifles desgastados.
—¿Amigos o enemigos? —preguntó uno de ellos.
Lía intercambió una mirada rápida con Kai. No podían confiar en nadie, pero tampoco podían quedarse afuera.
—Solo necesitamos refugio —dijo Kai.
Hubo un silencio incómodo. Luego, los guardias se miraron entre sí.
—¿Han sido mordidos?
—No.
El guardia dudó por un momento, pero luego hizo un gesto a alguien detrás de la muralla. La gran puerta se abrió con un crujido metálico.
Al entrar, se encontraron con un mercado improvisado. Tiendas hechas de lona y metal destartalado se alineaban en las calles. El olor a comida cocinándose llenaba el aire, mezclado con el hedor de cuerpos sin bañar. La moneda de este lugar parecía ser "fichas de Eclipse", discos metálicos marcados con un símbolo similar a una media luna.
—No toquen nada si no tienen cómo pagarlo —les advirtió un hombre mientras pasaba.
Kai observó a su alrededor. La gente tenía miradas agotadas, algunos con cicatrices de batallas pasadas. Un grupo de niños jugaba con lo que parecían ser casquillos de balas vacíos.
Lía se acercó a una fogata donde varios sobrevivientes se reunían. Los observaban con recelo.
—¿De dónde vienen? —preguntó una mujer de cabello corto y mirada afilada.
—Del bosque —respondió Lía con cautela.
—Entonces vieron la niebla.
Kai asintió.
La mujer se cruzó de brazos.
—Los Heraldos han estado moviéndose mucho últimamente. Algo traman.
Kai sintió un escalofrío. Si incluso los sobrevivientes de este lugar los temían, eso significaba que estaban más organizados de lo que creían.
Pero antes de que pudiera preguntar más, un grito desgarró el aire.
Los sobrevivientes se tensaron. Alguien corría por la calle, cubierto de sangre.
—¡Está aquí! ¡Está dentro! —gritaba el hombre.
Entonces, algo cayó del techo de un edificio y se hundió en su espalda con un sonido húmedo.
Kai y Lía apenas lograron ver la silueta antes de que el cuerpo del hombre se desplomara.
No era un infectado común.
La criatura que se erguía sobre él tenía una forma humanoide, pero su piel era traslúcida, con venas negras palpitando debajo. Sus brazos eran anormalmente largos, y su rostro estaba cubierto por una membrana oscura que latía como un parásito vivo.
—¡Corredores espectrales! —gritó un guardia.
El caos estalló. Los sobrevivientes sacaron sus armas, pero la criatura se movía demasiado rápido.
Kai y Lía se separaron instintivamente. Lía rodó hacia un puesto de madera, recargando su ballesta. Kai corrió hacia una pila de escombros, buscando una mejor posición.
El corredor espectral saltó de un lado a otro, evitando los disparos. Su piel translúcida lo hacía difícil de ver entre las luces parpadeantes.
Entonces, se lanzó sobre Kai.
Kai apenas tuvo tiempo de levantar su machete antes de que la criatura lo embistiera. Cayeron al suelo, rodando entre el polvo.
La membrana en el rostro de la criatura se abrió ligeramente, revelando una boca llena de colmillos deformes.
Lía disparó. Una flecha atravesó su hombro, pero la criatura apenas reaccionó.
Kai aprovechó la distracción y hundió su machete en el costado del monstruo. La piel translúcida se rasgó, pero algo se retorció dentro, como si el virus estuviera vivo en su interior.
La criatura soltó un chillido agudo antes de retroceder y huir por las paredes, desapareciendo en las sombras.
El asentamiento quedó en silencio.
Kai se incorporó lentamente, respirando con dificultad.
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—¿Qué diablos fue eso? —preguntó.
La mujer de cabello corto se acercó, aún con el arma en la mano.
—Los corredores espectrales. No sabemos cómo, pero parecen una evolución del virus. Pueden moverse entre la niebla sin ser detectados.
Kai y Lía intercambiaron una mirada preocupada.
El virus Eclipse estaba evolucionando más rápido de lo que creían.
Y los sobrevivientes no estaban preparados para lo que venía.